La productividad de la granja porcina depende en gran medida del éxito de la maternidad. El periodo que precede al parto, conocido como fase de transición o preparto, abarca los últimos días de la gestación y es fundamental para la correcta activación de los procesos fisiológicos que culminarán en un parto eficiente y una lactancia exitosa. Las cerdas hiperprolíficas, si bien ofrecen un alto potencial productivo, también enfrentan mayores desafíos, incluyendo una mayor duración del parto, riesgo de agotamiento uterino y una menor disponibilidad de calostro por lechón, haciendo indispensable un manejo riguroso.
El traslado y la adaptación de la cerda a la sala de partos deben realizarse estratégicamente para minimizar el estrés.
Se recomienda trasladar a las cerdas a la sala de maternidad entre 5 a 7 días antes de la fecha esperada del parto. Un traslado más tardío puede aumentar el estrés, lo que interfiere con la liberación de oxitocina y puede prolongar la duración del parto y afectar la producción de calostro.
Previo al traslado, la higiene es un pilar de la bioseguridad:

Por otra parte, la temperatura ideal para la cerda gestante oscila entre 20 y 25 ,C. Sin embargo, en la sala de partos, es fundamental lograr un equilibrio térmico para la madre, que prefiere temperaturas más frescas, y para los lechones, que requieren hasta 35 ,C al nacer. Un manejo efectivo incluye:
Otro punto clave, es la alimentación preparto, que es un factor modulador de la duración del parto, la calidad del calostro y el riesgo de estreñimiento. Y que tiene una relación directa con la condición corporal. En este sentido, la condición corporal (CC) de la cerda al parto debe ser óptima (generalmente un rango entre 3 y 4 en una escala de 5 puntos). El exceso de peso (cerdas "gordas") puede dificultar el parto, mientras que una baja CC puede comprometer las reservas de energía y la producción láctea.
Tradicionalmente, a la cerda se le restringía el alimento en los últimos días de gestación para prevenir el estreñimiento y la hipogalaxia. No obstante, las investigaciones más recientes sugieren que esta restricción podría no ser necesaria y, de hecho, podría ser contraproducente en cerdas hiperprolíficas, por lo tanto, lo que debes considerar es lo siguiente:
En la maternidad la supervisión del parto es la intervención más efectiva para reducir la mortalidad. En este sentido, una de las practicas de manejo que recomendables a utilizar es la inducción y sincronización.
La inducción farmacológica del parto, principalmente con Prostaglandina F2-alfa (PGF2α), se utiliza para concentrar los nacimientos durante las horas laborales y garantizar la presencia de personal capacitado para asistir las distocias. La inducción se realiza típicamente entre los días 113 y 114 de gestación. Sin embargo, se debe ser estratégico: no inducir a menos que sea necesario y nunca antes de 2 días de la fecha esperada para evitar el nacimiento de lechones prematuros, lo que podría reducir la calidad del calostro.
Entre otras prácticas a considerar, es esencial tener preparado el "botiquín de parto" con elementos como guantes de palpación (mangas largas), desinfectante (yodo o clorhexidina), analgésicos/antiinflamatorios y oxitocina. El uso de oxitocina debe ser cauto y reservado para casos de inercia uterina prolongada o después de que han nacido al menos 7 lechones, para evitar la atonía uterina y el riesgo de ruptura del útero, especialmente en dosis altas (máximo 10 UI, o 2.5-5 UI en inyección vulvomucosa). Un antiinflamatorio después del parto puede ser útil para mitigar el dolor, que se ha asociado a consumos variables de alimento en la lactancia.
El manejo de la cerda en el periodo preparto es un proceso multifactorial que requiere atención detallada a las instalaciones, la nutrición y la salud. La minimización del estrés por traslado y las condiciones ambientales adecuadas, junto con un protocolo de alimentación basado en fibra para prevenir el estreñimiento y un aporte energético que satisfaga las demandas de la cerda hiperprolífica, son esenciales. La limpieza y desinfección rigurosa de la cerda y la sala, y el uso estratégico de la sincronización y la asistencia al parto, son las claves para reducir la mortalidad predestete y asegurar el éxito productivo.
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Charly Farfán. Consultor Técnico de Inagrofar. contacto@inagrofar.com
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