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La primera semana de vida del pollo de engorde es un periodo clave para el crecimiento y desarrollo de órganos vitales. En esta etapa, el pollito puede llegar a quintuplicar su peso inicial. Un inicio deficiente no se recupera, resultando en una reducción del peso final y una menor eficiencia productiva. En este sentido, la calidad del ambiente en el galpón es un factor determinante para asegurar que el pollito destine su energía al crecimiento en lugar de a la termorregulación o a combatir el estrés.

El pollito de un día presenta una termorregulación inmadura; su gran superficie corporal en relación con su peso facilita una rápida pérdida de calor, haciéndolos altamente dependientes del ambiente controlado. Por lo tanto, el objetivo primordial en la recepción y fase inicial es proporcionar una zona de confort térmico que minimice el gasto energético y fomente el consumo temprano de agua y alimento, garantizando un buen llenado de buche en las primeras 24 horas.

Desde la llegada de los pollitos, los parámetros ambientales deben ser monitoreados y ajustados constantemente, pues un ligero desvío puede desencadenar una cadena de efectos negativos sobre la productividad.

 

Pollos de Engorde ambiente clave por inagrofar 

 

La temperatura es, sin duda, el factor más influyente. La temperatura ambiental recomendada en el área de crianza debe rondar los 30,C a 32,C a nivel del ave, con una temperatura de la cama de 28,C a 30,C. Una forma más precisa de evaluar el confort es medir la temperatura cloacal del pollito, la cual debe estar entre 39.4,C y 40.5,C.

  • Baja Temperatura (Estrés por Frío): Si la temperatura es inferior a la óptima, los pollitos se amontonarán buscando calor, lo que resulta en un menor acceso al agua y al alimento. El gasto energético en termogénesis reduce la energía disponible para el crecimiento, disminuyendo la ganancia de peso y la uniformidad, y aumentando la susceptibilidad a enfermedades e incluso la mortalidad.
  • Alta Temperatura (Estrés por Calor): Una temperatura excesiva provoca que los pollitos se separen y jadeen, disminuyendo el consumo de alimento para reducir el calor metabólico. Esto lleva a la deshidratación, peor conversión alimenticia y, en casos severos, a la mortalidad. El estrés por calor crónico reduce el peso corporal final. 

 

La Humedad Relativa (HR) adecuada está en el rango de 50% a 70%. Una HR baja puede causar deshidratación y problemas respiratorios por el polvo, mientras que una HR alta (superior al 70%) incrementa la sensación térmica, exacerba el estrés por calor y, fundamentalmente, humedece la cama, favoreciendo la proliferación de microorganismos, la producción de amoníaco y problemas de pododermatitis.

 

Por otra parte, la ventilación en la fase inicial cumple un doble propósito: mantener las concentraciones de gases tóxicos y polvo en niveles seguros y controlar la temperatura y la HR. En esta etapa, el sistema de ventilación debe ser mínimo (ventilación de mínima), diseñado para el intercambio de aire sin generar corrientes directas sobre los pollitos, lo que podría provocar estrés por enfriamiento.

 

En relación a los gases nocivos, debes considerar lo siguiente: 

  • Amoníaco (NH3?): Este gas, generado por la descomposición de la excreta en una cama húmeda, es un irritante severo. Niveles superiores a 20 ppm afectan directamente la salud ocular y respiratoria de las aves, comprometiendo la función de las vías respiratorias y predisponiendo a infecciones. También reduce el consumo de alimento y, por ende, el rendimiento.
  • Dióxido de Carbono (CO2?): Aunque menos tóxico que el amoníaco, niveles excesivos de CO2? (superiores a 3,000 ppm) indican una ventilación insuficiente, afectando el desarrollo y la viabilidad del pollito.

 

Una recepción exitosa es el resultado de la aplicación de protocolos de manejo rigurosos, para maximizar el rendimiento:

  1. Precalentamiento del Galpón: El galpón debe precalentarse, al menos 4 horas antes de la llegada de los pollitos para asegurar que la temperatura del aire y, crucialmente, la de la cama, alcancen los niveles óptimos. Un piso frío inhibe la actividad y el consumo del pollito.
  2. Manejo de la Cama: La cama debe ser seca, suelta y sana, con una profundidad de 5 a 10 cm, actuando como aislante térmico. El volteo y manejo constante son esenciales para prevenir la humedad y la generación de amoníaco.
  3. Disponibilidad de Agua y Alimento: El acceso inmediato a agua fresca (18,C a 21,C) y alimento (generalmente en bandejas de inicio) es fundamental para establecer el consumo temprano. Un buen indicador de éxito es un llenado de buche de al menos el 95% del lote entre las 24 y 48 horas post-recepción.
  4. Monitoreo del Comportamiento: La mejor herramienta de manejo es la observación del ave. Una distribución uniforme de los pollitos en el área de crianza indica confort térmico. El amontonamiento señala frío, mientras que la separación y el jadeo indican calor.
  5. Iluminación: Se recomienda un programa de 23 horas de luz (30-40 lux) y 1 hora de oscuridad durante los primeros 7 días para estimular la ingesta temprana de alimento y el desarrollo. Sin embargo, las horas de iluminación pueden variar, según la genética de las aves y la ubicación de la unidad de producción. 

 

Importancia del ambiente en la cría de pollos de engorde - Inagrofar

 

El control riguroso y dinámico de la temperatura, la humedad relativa y la calidad del aire durante la recepción y fase inicial del pollo de engorde constituye el fundamento del rendimiento productivo en la avicultura moderna. La optimización de estas condiciones no solo garantiza el bienestar animal, sino que maximiza la expresión del potencial genético de crecimiento, se traduce en una mejor conversión alimenticia, uniformidad de la parvada y una mayor viabilidad. En este sentido, la inversión en tecnología de monitoreo para la evaluación en tiempo real, mediante sensores remotos y la formación (capacitación) continua del personal son vitales para mantener el ambiente dentro de la estrecha zona de confort térmico del pollito, asegurando la rentabilidad y sostenibilidad de la producción avícola.

 

En esencia, la fase inicial bien manejada sienta las bases para un desarrollo saludable y acelerado, transformando un pollito vulnerable en un ave eficiente y rentable, lo cual es fundamental para el éxito económico de la avicultura moderna. En este sentido, el manejo ambiental óptimo durante la recepción y la fase inicial del pollo de engorde ( a días) no es simplemente una práctica de bienestar animal, sino la inversión más crítica para asegurar la máxima productividad del lote.

 

 

Charly Farfán. Consultor Técnico de Inagrofar. contacto@inagrofar.com

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